Hashgaja - Sajar Vaonesh - Iosef y los hermanos

Hashgaja - Sajar Vaonesh - Iosef y los hermanos

Miketz es una Parashá de transición, cierra un periodo y abre ante nosotros otro.

Comienza la Parashá, con una incógnita y concluye con otra. En la primera se halla en ella Iosef, en la segunda sus hermanos. En esta se halla Iosef en la cárcel egipcia, en aquella sus hermanos ven ante sí la esclavitud. En síntesis, las ruedas de la historia han transformado totalmente  la realidad y los esclavizadores se prosternan ante los esclavos.

En otra oportunidad nos hemos detenido sobre el aspecto moral de la “venta de Iosef,” y hemos indicado que en todo el relato podemos notar una inocultable idea: la de la Providencia. En todos los hechos aún los más incomprensibles se halla oculta la HASHGAJA, y eso nos muestra la Torá en la vida de Iosef.

En la Parashá anterior Vaieshev nos hallamos ante unos versículos curiosos y significativos. Iaakov envía a Iosef a sus hermanos, más Iosef no los halla.

"y hallólo un hombre, andando él perdido por el campo, y preguntole aquel hombre diciendo: Qué buscas ?

Y él respondió:

- Busco a mis hermanos, ruégote me muestres donde pastan.

Y aquel hombre respondió:

- Ya se han ido de aquí, y yo les oí decir:"Vamos a Dothán”.

“Entonces Iosef fue tras sus hermanos y hallólos en Dothán”. (Bereshit XXXVI-15-17).       

El RAMBAN entre otros se detiene ante estos versículos perplejo, cuál es el motivo de este relato, que importancia posee ese hecho casual en los sucesos que nos preocupan. Por otra parte el Midrash nos dice que aquel hombre era un Malaj, es decir, un ángel, o enviado divino. Cuál fue la misión de este enviado divino?

El RAMBAN ve aquí la reafirmación de la idea de la Hashgaja. Muchos obstáculos se anteponen en el camino de Iosef, muchos escollos aparecen y todos parecen indicarle que vuelva. Iosef no encontraría a sus hermanos, su misión fracasaría, pero salvaría su vida y se libraría de la futura esclavitud. Y he aquí que “casualmente” halla un hombre que lo orienta y le indica el lugar donde se hallan sus hermanos y a donde Iosef habría de dirigirse con las consecuencias que todos ya conocemos, Vemos aquí nuevamente la idea:

“עצת ד' היא תקום"

"El pensamiento del Señor subsistirá" es decir se "realizará”. Y el hombre que casualmente había escuchado la conversación de los hermanos de Iosef, es el enviado divino destinado a dirigir y encauzar los acontecimientos. Los sucesos se encadenan como miembros de una inmensa maquinaria de la cual son las ruedas y los engranajes. A veces solo falta en la maquinaria una pequeña tuerca que "casualmente" aparece. La tuerca en si carece de importancia y sentido, más solo aquél que eleva su visión y observa el conjunto y su destino, sentirá que el sentido de la tuerca no reside en sí mismo, sino en la misión que cumple en la maquinaria. Y la tuerca aparece cuando se la necesita.

Creen los hombres que están realizando su voluntad y solo ella, más no es así. Posee el hombre libre albedrío, posee su "voluntad" a su disposición y arbitrio, más los hechos que él realiza se hallan a pesar de todo limitados y encauzados El rumbo que los sucesos tomen por todas aquellas causas "casuales" que se hallan fuera de nuestra acción, es absolutamente imprevisible, y el hombre se halla siempre ante el futuro como ante una incógnita, más como una incógnita que se le irá revelando de acuerdo a designios supremos, a la Providencia.

La idea desarrollada en el esclaviza miento de Iosef, es también desarrollada en su liberación. Al principio todo en Egipto parecía promisorio al joven hebreo. Era el administrador de la casa y los bienes de Potifar el gran cortesano, más he aquí que esa senda no lo había de llevar a su destino. No el camino natural, no la ascensión pausada y natural habría de convertirlo en el “amo” del Egipto de los faraones. Por el contrario, su al parecer promisoria senda habría de llevarlo a una oscura senda, y este oscuro encierro, al mando y dominio. El primer versículo de la Parashá Miketz sintetiza estos pensamientos:

"Y fue, pasados dos años (XLI, 1)..."

El KLI IAKAR siguiendo el Midrash nos muestra que estos dos años que Iosef pasó en su encierro en la cárcel egipcia, fueron la enseñanza de la Providencia, y en cierto modo un castigo divino. Iosef había descifrado los sueños de los dos cortesanos caídos en desgracia ante el Faraón. El "Sar Hamashkim", el "Ministro de la bebida", a quien Iosef había prometido un pronto retorno a sus reales funciones, estaba unido a Iosef por una deuda de gratitud. Más he aquí que no lo recuerda y lo abandona a su suerte: "Y no recordó el principal de los coperos a Iosef y lo olvidó" (XL, 23).

He aquí la enseñanza divina. Iosef confiaba en la retribución del copero real, en ella cifraba sus esperanzas y su futuro todo. Iosef confió en el "hombre”, y he aquí que el hombre lo defraudó. El camino normal de la salvación hubiese sido el agradecimiento del copero real, más he aquí que la redención siguió una senda totalmente distinta. Iosef había de seguir en su encierro dos años más, y de allí había de salir precipitadamente para convertirse en lo que luego fue.

La Tora al relatarnos la forma en la cual Iosef sale de su encierro, nos dice:

“ויריצוהו מן הבור"

Le hicieron salir precipitadamente de la cárcel" (XLI, 14)

El Sforno nos compara esta descripción con la "salida de Egipto”. La Redención y la salvación, son instantáneas. En cuando deben llegar nada puede detenerlas. En el caso de nuestros antepasados en Egipto, estos no tienen tiempo de terminar de preparar sus panes. La Matzá es el símbolo de la Redención precipitada, de la salida de Egipto como consecuencia de la Providencia divina. En el caso de Iosef notamos algo similar. Los sucesos ocurren con extrema lentitud. Pasan los años de la esclavitud y los años del encierro, el tiempo transcurre sin mayor prisa; más de pronto en el momento señalado todo se precipita, y lo que antes se contaba en años, hoy transcurre en contadas horas, como el sueño que había de llevar a Iosef a la cumbre del poder.

Veintidós años transcurrieron desde el día en que Iosef relató sus sueños a sus hermanos, y sus sueños se cumplieron.

Iosef convierte a Mitzraim en el granero del mundo. Durante los siete años de la abundancia los preparativos son febriles, todo se almacena y guarda, y el campo y las ciudades son convertidos en inmensos depósitos y graneros.

Iosef se casa con la hija de Potifer, al parecer el mismo Potifar de quién fue antiguamente esclavo. Esta es la ironía del destino. Egipto era el país de las castas y las jerarquías, de los faraones y los esclavos, donde toda mezcla sanguínea con seres de inferior condición era repudiada y el gran cortesano de Egipto ,Potifar, debe dar su propia hija al "joven esclavo hebreo", según la ya famosa expresión del “copero real”. La mujer de Potifar, por otra parte, deberá entregar a su hija al hombre que quería para sí, y deberá elevar al hombre a quién envió a una tenebrosa prisión. En síntesis las ruedas del destino retroceden, y todo lo absurdo acontece. El siervo se convierte en amo, y el amo se prosterna ante el siervo.

El hambre y la sequía, los años de escasez llegan también a la tierra de Canaán, donde tristes y acongojados viven Iaakov y sus hijos. Iaakov enlutado aún por la pérdida de su hijo ve ante sí el hambre y la desolación y se ve obligado a enviar sus hijos a Egipto a conseguir para ellos el preciado "trigo".

Las vicisitudes que acontecen a los hijos de Iaakov en Egipto, son por todos conocidas. Solo esperan tribulaciones. Más he aquí que sucesivamente presenciamos un vuelco en los sucesos, y Iaakov que en las sucesivas peregrinaciones de sus hijos a Egipto, solo puede ver el peligro que los acecha, el mismo Iaakov, que se halla frente a la pérdida de Shimon y Biniamim reencuentra a su hijo perdido, convertido ahora en el amo y señor de Egipto.

El hombre verá con sus ojos, las barreras del tiempo y del espacio son el límite del entendimiento humano. La Providencia empero sigue inalterable su rumbo y su destino.

Cuál es la reacción de los hijos de Iaakov ante los sucesos de Egipto, Sintetizándola podríamos notar las ideas sobre las cuales nos hemos detenido al analizar la Parashá Vaieshev. Al morir Iaakov dirigiéndose a sus hermanos dice Iosef:

“Vosotros pensasteis mal sobre mí, más Ds' lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. Así los consoló y les habló al corazón (L 20-21)

Por otra parte entre las conversaciones de Iosef con sus hermanos, cuando éstos aún no lo reconocían, y oímos a Yehuda:

"Qué le  diremos a mi señor? Qué hablaremos? Con que nos justificaremos? Ds' ha hallado la maldad de tus siervos” (XLIV 16).

Rashi deteniéndose sobre esta expresión nos dice:

יודעים אנו לא טרחנו, אבל את המקום נהייתה להביא לנו זאת, מצא בעל חוב מקום לגבות שטר חובו

“Sabemos que no hemos pecado, más esto nos ha venido del Todopoderoso. Ha encontrado el acreedor la oportunidad para exigir su deuda"

En estas dos situaciones tan dispares entre sí, notamos una idea central, la de la fe, Iosef no intenta causar ningún daño a sus hermanos, al parecer solo quiere enseñarles su actitud y su comportamiento hacia él. Todo parece ser una recriminación hacia sus actos. Y realmente en esta Parashá vemos a Iosef llorando por sus hermanos. Iosef podía haberse vengado de ellos de acuerdo a su arbitrio. Más no era ese su propósito. Su móvil principal fueron los sueños, quiso mostrar a sus hermanos como a pesar de sus actos y su odio habrían de cumplirse y estos se cumplieron.

Más Iosef siente que en todo esto se halla oculta la Providencia, y sus hermanos ven que en lo que les sucede el destino les depara el castigo de sus actos. Y he aquí nuevamente reafirmados las ideas centrales de la Torá: HASHGAJA y SAJAR VAONESH, la idea de la Providencia.

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