Amón e Israel

Amón e Israel

Una síntesis de las relaciones entre Amón e Israel en el curso de la historia bíblica.

. Los hijos de Amón son descendientes de Lot (Bereshit, capítulo 19, versículos 30-38), y el pueblo de Israel recibió la orden de no luchara contra ellos, ni conquistar sus tierras: “Estarás cerca, frente a los hijos de Amón, no los hostigues y no te envuelvas con ellos en lucha; ya que no habré de darte de la tierra de los hijos de Amón, posesión, pues para los hijos de Lot la he concedido en posesión” (Devarim, capítulo 2, versículo 19). A pesar de ello, en el curso de la historia bíblica, las relaciones entre  el pueblo de Israel y Amón fueron tensas, y se libraron varias guerras entre Israel y Amón. En la época de los jueces, uno de los enemigos que le causan daño al pueblo de Israel son los hijos de Amón, quienes atentan contra las dos tribus y media, asentadas en la ribera oriental del Iardén, y en la continuidad, incluso invaden la ribera occidental del Iardén:

“Los cuales machacaron y quebrantaron a los hijos de Israel en aquel año, dieciocho años, a todos los hijos de Israel que estaban de la otra parte del Jordán en la tierra del Emorí, que está en Guilad. Y los hijos de Amón pasaron el Iardén para hacer también guerra contra Iehudá, y contra Biniamín, y la casa de Efraim: y fue Israel afligido en gran manera” (Shoftim, Jueces, capítulo 10, versículos 8-9). A raíz de ello, Iftaj el Guiladí sale a la guerra contra los hijos de Amón. Resulta interesante el debate llevado a cabo entre Iftaj y los hijos de Amón, antes de la aguerra, en el cual Iftaj sostiene que los hijos de Amón no tienen motivo alaguno para luchar contra Israel, ya que Israel no han luchado contra ellos. No obstante, los hijos de Amón argumentan que los territorios conquistados por Israel del Emorí, en la ribera oriental del Iardén, en el pasado le pertenecían a los hijos de Amón, y por consiguiente, Israel debe devolverle a Amón dichos territorios (Shoftim, Jueces, capítulo 11, versículos 11-25)

Al inicio del reinado de Shaúl, los hijos de Amón amenazaron a los habitantes de Iavesh Guilad: “Y subió Najash el amonita y sitió a Iavesh Guilad, y todos los hombres de Iavesh dijeron a Najash: Haz un pacto con nosotros y te serviremos. Y les dijo Najash el amonita: Esta será la condición para que haga un pacto con ustedes: les quitaré a todos ustedes el ojo derecho; y lo haré como una afrenta a todo Israel” (Shmuel I, capítulo 11, versículos 1-2). Como consecuencia de ello, Shaúl salió en defensa de la gente de Iavesh Guilad y les asestó un duro golpe a los amonitas. David intentó preservar las buenas relaciones con los amonitas, pero ellos le hicieron daño a sus emisarios, y a raíz de ello, estalló una guerra:

“Por lo cual, tomando Janún a los siervos de David, les rapó la mitad de la barba, y les cortó los vestidos por en medio, hasta las nalgas, y los despachó así… Vieron, pues, los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David; por lo cual enviaron los hijos de Amón y tomaron a sueldo de Aram… Y cuando lo supo David, envió a Yoav con todo el ejército de los hombres valientes” (Shmuel II, capítulo 10, versículos 1-7). También Yehoshafat y Iotam, reyes de Iehudá, se vieron obligados a luchar contra los hijos de Amón (Divrei Haiamim II, Crónicas II, capítulo 20; Divrei Haiamim II, Crónicas II, capítulo 27). El daño ocasionado por los hijos de Amón a los habitantes de la ribera oriental del Iardén, se pone de manifiesto en las profecías de Irmiahu, Amos y Tzefaniá, quienes profetizan la destrucción de los hijos de Amón, a raíz de sus acciones. Además, Yejezkel reprende a los hijos de Amón por haberse alegrado con la caída del reino de Iehudá y con la destrucción del Gran Templo.

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