Aharon - Kohanim - Menora

Aharon - Kohanim - Menora

Luego de las instrucciones generales acerca del Mishkan vienen las específicas relativas a los Kohanim los sacerdotes. Moshé es el símbolo del Profeta y Aarón del Sacerdote.

Moshé es el profeta, el símbolo de la austeridad y las exigencias severas, mientras que Aarón es el símbolo de la paz, más aún, de la concordia y "pacificación". El Maguid Midubna cita un Midrash por intermedio del cual nos acerca a la comprensión de estas dos instituciones judías.

El Midrash nos dice que cuando Ds´ ordenó a Moshé acercar a su hermano Aarón al sacerdocio, a aquel no le agradó. Ante cual dijo el Todopoderoso: "La Torá mía ha sido y sin    embargo te la he dado a tí".

En otro lugar nos dice el Midrash (Kohelet Rabí)

“יפתח בדורו כשמואל בדורו"

"Iftaj en su generación es igual a Shmuel en su generación". Este Midrash nos indica que en todo existe cierto grado de "relativismo", el hombre no depende exclusivamente de sí, sino de su posición en el Universo y su generación.

La Torá "mide" a las personas no solo de acuerdo a la posición, a la altura espiritual en que se hallan, sino el esfuerzo espiritual que los debió llevar hasta allí. Y en la generación de Iftaj, el llegar a ser"Iftaj" es una magna revolución y elevación espiritual.

Es lo que expresa Rashi en su observación sobre Noaj "justo en sus generaciones”, relativamente a sus tiempos Iftaj era "perfectamente" justo.

Esta expresión encierra sin embargo, una profunda observación sobre los dirigentes de Israel. El dirigente debe corresponder a su generación y debe estar compenetrado con ella. El dirigente debe salir y elevarse con el pueblo, pero debe también saber descender hacia él.

 El Midrash agrega "Si Shmuel hubiese estado en la generación de Iftaj, no hubiese tenido ninguna significación. Y ciertamente agrega metafóricamente el Maguid Midubne, un traje apropiado no debe ser demasiado pequeño, pero tampoco debe ser demasiado grande. El dirigente no debe ser inferior al espíritu de su generación, pero tampoco debe ser demasiado superior a ella, hasta tal punto que el pueblo no pueda por él ser conducido. Así verbigracia cuando los judíos pecaron con el becerro de oro, fue el mandato divino. "Ve y desciende (de la montaña), ante lo cual el Midrash replica “desciende” de tu grandeza, como queriendo significar que el descender el pueblo, debe descender con él también el dirigente del pueblo, Moshé.

Y este es también el sentido del primer Midrash. Cuando le fue otorgado a Aarón el sacerdocio Moshé no pudo comprenderlo. Al parecer el sacerdocio negaba la profecía. Sin embargo oímos la respuesta divina. En el Maamad Har Sinaí el pueblo solicita a Moshé que hable él, pues el pueblo no puede escuchar la palabra del Todopoderoso, que es demasiada elevada para él. "Habla tú con nosotros....". Este es el sentido de las palabras divinas:

"La Torá también era mía y sin embargo te la he dado a ti", este es también el sentido del sacerdocio, que debe saber descender hacia el hombre, y para ello Moshé era demasiado elevado.

 

El profeta es el hombre que ve el destino, la meta. El sacerdote por el contrario es el hombre de los medios por los cuales se llega al fin.

El profeta enseña "adonde" ir, el sacerdote inculca "cómo" ir, es decir, es la unión de Jazón y Hagshama; Visión y Realización.

Una de las principales Mitzvot de los sacerdotes era la Menorá, el candelabro, que encarna y simboliza el judaísmo entero, la Menorá, la luz, es el símbolo de la Torá y del espíritu. El Midrash se detiene sobre un pequeño detalle:

“ואתה תצוה את בני ישראל ויקחו אליך שמן זיח זך כתית לאמור"

"בנוהג שבעולם, אדם אם יש לו שמן רע מדליקו בנר אבל היפה הוא נותנו בתבשילין אבל בבית - המקדש לא היו עושים רך, אלא שמן זית זך היו נוצנין למאוד ואת השני למנחות"

La Torá prescribe que el primer aceite, el más puro, es el que debe ser utilizado para la Menorá, y el Midrash comenta que generalmente, el mejor aceite es el que se utiliza para los alimentos, y el sobrante para la iluminación. Sin embargo aquí ocurre todo lo contrario. Las primeras y más puras gotas del aceite son las que fueron destinadas a la Menorá, y las demás a los sacrificios. Esta es la peculiaridad general del pueblo judío, las necesidades corporales son consideradas de segundo grado en relación a las espirituales. Mahoma y el Corán consideraban al pueblo judío como "El pueblo del libro", el Am-Hasefer y ciertamente el espíritu representado por el libro de los libros fue el que imprimió al pueblo judío su carácter peculiar, carácter que significa el imperio del espíritu por sobre la materia.

En la Mishná encontramos una discusión de Tanaítas (sabios de la Mishná), en la cual se trata un asunto al parecer sin mayor trascendencia. Se puede salir con armas en el día Shabat?. El llevar objetos de una propiedad a otra está prohibido, a menos que estas sean adornos personales. Uno de los Tanaítas dice que el portar armas está permitido pues en las consideraba un adorno, a los cual los Jajamim replicaron: "Oprobio son para él, pues está escrito y transformarán sus espadas en arados y en cuchillos sus lanzas, No levantará pueblo sobre pueblo la espada, y la guerra no se inculcará ya" (Isaías II).

En esta discusión al parecer sin trascendencia alguna, se halla sin embargo oculto un problema de sentido universal, el de la Ética y la Estética. Las armas fueron y lo son hasta determinado punto, consideradas como adorno. Estéticamente la humanidad posee determinados gustos, y en nombre de estas inclinaciones se exige que el hombre, por lo menos en lo que concierne al arte, se libere de sus prejuicios morales. La estética y la ética deben ser independientes y soberanas! Más he aquí las palabras de los Jajamim que prohíben terminantemente salir con ellos en Shabat, pues no pueden considerar estético aquello que se opone a los principios éticos, y no solamente a lo admitido, sino a las últimas exigencias de los profetas, a aquello que solo la era mesiánica verá la paz total y el fin de la destrucción.

Este es el segundo aspecto de la visión judía del Universo. Todo pueblo que construya su tierra o su Estado, todo hombre que se preocupa por su futuro, comienza con la materia, y a ella rinde primero pleitesía. Más adelante cuando su situación se torna desahogada, da lugar a sus instintos e inclinaciones estéticas, y sólo al final se preocupa por la ética, por aquello que debe ser el verdadero plan de su vida toda. Todo es por ello autónomo y la ética tiene una esfera de acción propia y aislada.

Esto es sin embargo imposible de acuerdo con el espíritu unitario de la Torá, que es el principio que domina el pluralismo todo del Universo. La materia es necesaria para la construcción del Universo, más toda obra que no tome en cuenta los valores espirituales del hombre está destinada a sucumbir, y es por ello que los dos campos, el campo de la acción material, de la técnica y el de la Estética en el judaísmo en modo alguno se hallan libres de los dictados de la Moral.

El espíritu moderno se admira del arte griego, y de la belleza y armonía de sus ídolos y héroes, cuando más debería admirar al pueblo que en holocausto a los principios morales y espirituales ha sabido extirpar la idolatría y ha puesto la estética bajo el imperio de la Moral. Los griegos han elevado loas a la riqueza material y a la fuerza física, los hebreos también, más ellos interpretaron estos conceptos de una manera radicalmente distinta.       

“איזהו עשיר השמח בחלקו. איזהו גיבור הכובש את יצרו"

"Quien es rico, aquel que se conforma con lo que posee. Quien es valiente aquel que refrena sus instintos”.

El verdadero hombre no es aquel ser zoológico que todo lo tiene en común con las bestias, sino aquel que sabe elevarse y desarrollar por sobre todo lo que es en él específico, su espíritu y su conciencia moral.

Solo es hombre aquel que conquista el Universo, más no con mortíferas armas, sino que subyuga a la materia con el poder de su espíritu.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Volver al capítulo