Yo acuso

Yo acuso

En este capítulo, Ester señala con su dedo acusador a Hamán por su plan para destruir a su pueblo. En la historia del pueblo judío, años después, se destaca un momento de una enérgica acusación adicional, por obra del periodista Emile Zola.

El momento de la acusación de Ester a Hamán se ubica a la cabeza de la variada lista de momentos acusatorios bíblicos. La precede, la acusación directa del profeta Natán, quien reprende al rey David por el asesinato de Uriá Hajití: “¡Tú eres aquel hombre! (Shmuel II, 12, 7). A diferencia de este caso, la mayoría de los momentos acusatorios son más insinuados, así lo vemos en la primera acusación en el Jardín de Eden, en la que D-s reprende a Adam: “¿Habrás comido del árbol del que te ordené no comer de él?”(Bereshit, 3, 11). Este versículo se convierte en una de las alusiones que toma el Talmud para relacionar entre los versículos del texto bíblico y el relato del libro de Ester: “¿Dónde es mencionado Hamán en la Torá?” En el versículo “Hamin haetz”,”Acaso del árbol” (Tratado de Julín, 139b).

En la historia del pueblo judío, se destaca un momento de una enérgica acusación adicional: el artículo crítico del periodista Emile Zola de 1898: Yo acuso. Zola elevó su dedo  acusador contra todos los altos funcionarios del establishment francés, desde el presidente hacia abajo, por el J’accuse, la acusación de traición del oficial judíos Alfred Dreyfuss , quien no había cometido delito alguno. El artículo fue considerado como una buena utilización del periodismo como medio de evidencia a fin de revelar  las injusticias del régimen. El editorial influyó también  notoriamente en los judíos de la época, quienes se inspiraron a partir de un intelectual no judío, que se ubicó del lado de la  justicia y la igualdad para los judíos de Europa.

Al cumplirse 100 años de la publicación de la carta, el entonces presidente francés Jacques Chirac , dirigió un mensaje que puede ser transmitido también en referencia a Ester, o tal vez, en alusión a Jarboná: “No olvidemos el coraje de un distinguido escritor, que puso en una palma su tranquilidad, su gloria e incluso su vida, y se atrevió a colocar su pluma al servicio de la verdad”.

Extraído de “Meguilat Ester: un Nuevo comentario israelí”, de Mishael Tzion, editado por Avigdor Shinan con el apoyo de la Fundación Avi Chai

Gentileza sitio 929.

Volver al capítulo