Síntesis del capítulo

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La grandeza de Mordejai (Versículos 1-2)

En forma paralela al acto de ahorcamiento de  Hamán sobre el árbol, ahora Ajashverosh se notifica del vínculo entre Ester y Mordejai: “Mordejai también vino delante del rey, porque Ester le había dicho al rey lo que él era para ella” (Versículo 1), y por ello, Ajashverosh le concede a Mordejai la autoridad atribuida a Hamán: “Entonces el rey tomó su anillo de sellar, que le había quitado a Hamán, y lo dio a Mordejai: y Ester puso a Mordejai sobre la casa de Hamán” (Versículo 2)

Ester y Ajashverosh (Versículos 3-8)

A pesar de que Hamán fue ejecutado, el decreto, aún está vigente, y por consiguiente, Ester le ruega a Ajashverosh “que frustrara la malicia de Hamán el agaguita, y su designio que había tramado contra los Yehudim” (Versículo 3). Ajashverosh le extiende el cetro de oro a Ester y ella continúa con su pedido: “escríbase revocando las cartas (que autorizan) el designio de Hamán, hijo de Hamdata, el agaguita, las cuales él escribió para destruir a todos los yehudim que están en todas las provincias del rey” (Versículo 5). Ajashverosh sabe que “cualquier escritura que está escrita en el nombre del rey, y sellada con el anillo del rey, no se puede revocar” (Versículo 8), por lo cual, el decreto no puede ser anulado, sino escribir una nueva orden que entre en vigor “Escribid vosotros, pues, acerca de los Yehudim, como bien os pareciere, en el nombre del rey, y sellad las cartas con el anillo del rey” (Versículo 8).

La distribución de las cartas de Mordejai (Versículos 9-17)

Los escribas del rey son convocados para escribir la nueva orden y difundirla “a los Yehudim, y a los sátrapas, y a los gobernadores, y a los príncipes de las provincias que había desde la India hasta la Etiopía, ciento veinte y siete provincias; a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo según su lengua” (Versículo 9). En la orden se señala que los judíos tienen la opción de “vengarse de sus enemigos” (Versículo 13). Tras la emisión de la orden, Mordejai “salió de la presencia del rey, con traje real de azul celeste y blanco, con una gran corona de oro y con un manto de lino fino blanco y de púrpura” (Versículo 15), y los judíos se alegraron: “Para los yehudim había luz y regocijo y alegría y honra… tuvieron los yehudim regocijo y alegría, banquete y día de fiesta” (Versículos 16-17).

Redacción: Netanel Szpigel

 

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