Quedaréis puros delante del Señor

Quedaréis puros delante del Señor

Esta parashá, en la que finalizan los preceptos de la pureza y de la impureza ritual, tiene por epílogo los mandamientos con­cernientes al gran día en el que los judíos se purifican de todos sus pecados: el Día del Perdón.

Consideramos en esta lección dos ideas presentes en el capí­tulo que trata del culto de Yom Kipur.

Entonces Aharón presentará el novillo de la ofrenda por el pecado, que es de él; y hará expiación por sí mismo y por su casa.           16, 6

Los Sabios de la Mishná explicaron en el tratado Yomá y en Sifrá, que la expiación a la que se refiere el versículo es una confesión oral.

Sifrá:

Esta es una confesión oral. ¿Cómo solía confesarse? "¡Oh Dios! pervertí, transgredí y pequé ante TI, yo y mi casa. ¡Oh Dios! perdona las iniquidades, las transgresiones y los pecados que per­vertí, que transgredí y que pequé ante TI, yo y mi casa . .."

Se debe prestar atención a la observación de Rabí S.R. Hirsch que la "confesión" prescripta por la Torá no es un reconoci­miento de sus pecados ante otro hombre, ni tampoco ante Dios - sino, tal como lo indica el reflexivo del verbo: "Vehit'vadú" es el traer los pecados a la conciencia de quien se confiesa; que no ocultemos ante nosotros mismos nuestras faltas, sino que las examinemos objetivamente y no nos excusemos: que reconoz­camos que no sólo debíamos haber obrado diferentemente, sino que también pudimos hacerlo; que está a nuestro alcance obrar y conducirnos diferentemente. De tal modo reconocemos y pro­clamamos nuestro libre albedrío. Al decir "pequé", de todo corazón, también incluimos la idea de no volver a pecar. (Según el comentario de Hirsch a Vayikrá 16, 4).

En el versículo 11 del mismo capítulo volvemos a leer:

Entonces Aharón presentará el novillo de la ofrenda por el pecado, que es de él, y hará expiación por sí y por su casa... 16, 11

Rashí comentó esta duplicación, conforme a la explicación de nuestros Sabios:

Una segunda confesión, por sí mismo y por sus hermanos, los   sacerdotes, lo que son denominados "su casa", según leemos (Tehi­lim 135, 19): "¡Oh, casa de Aharón, bendecid al Señor!"

También en Sifrá volvemos a leer el texto de la segunda con­fesión:

¿Cómo solía confesarse?" "¡Oh, Dios! Pequé, pervertí y transgredí ante Tí, yo y mi casa y los hijos de Aharón, Tu pueblo santo . . ."

Rabí Eliyahu Mizraji, comentador de Rashí, preguntó ante esta repetición:

¿Por qué era necesaria una segunda confesión? ¿No era suficiente que en la primera confesión incluyera también a sus hermanos?

La respuesta a esta cuestión, tal como fue enunciada por nuestros Sabios, citada por Mizraji, nos acerca a la idea central del culto del Día del Perdón:

Es mejor que el libre de culpa implore por el perdón del culpable; no es aconsejable que el culpable implore perdón por el justo.

Resh Lakish, basándose en el versículo de Tzefania, dice, en el tratado Baba Metzia (107b):

"Recogeos y juntaos. . ." (Tzefania 2, 1); dijo Resh Lakish: Antes bien, critícate tu mismo, primero, y luego censura a otros.

Podemos decir entonces, que la misión del hombre es la de purificarse a sí mismo; una prueba que ésta es la idea central del Día del Perdón, la ofrece el versículo del capítulo en estu­dio, que es pronunciado por el sumo sacerdote cuando entra al Sancta Sanctorum, tres veces en ese día:

Porque en este día hará expiación por vosotros para puri­ficaros; y de todos vuestros pecados quedaréis puros de­lante del Señor.              16,30

La construcción de este versículo es confusa. Se trata de una oración mixta, con dos sujetos distintos: En el primer hemisti­quio el sujeto es el Sumo Sacerdote, el que expía, y al final, el sujeto es "Vosotros" (quedaréis puros). Pero ¿donde termina la primera cláusula y donde comienza la segunda? R. David Hoff­mann explicó este versículo del modo siguiente:

"Porque en este día hará expiación": El sumo sacerdote obtendrá vuestra expiación, tal como está formulado a continuación: "Para purificaros" indica el propósito de la expiación: la purificación del hombre advendrá mediante la expiación. Por tal motivo no es suficiente con la expiación exterior, concreta. También es necesaria una purificación interna, ante el Señor que lo sabe todo.

Según esta explicación, el segundo hemistiquio, "y de todos vuestros pecados quedaréis puros delante del Señor", es una ampliación de lo enunciado en el primero de un modo general.

Pero, en el tratado Yomá de la Mishná, cap. VIII, mishná 9, encontramos una explicación diferente a esta segunda cláusula:

Quien dice: "Pecaré y me arrepentiré" no se le da oportunidad de arrepentirse; quien dice: "Pecaré ya que el Día del Perdón hace expiación" - no lo expía el Día del Perdón.

El Día del Perdón expía las faltas del hombre para con el Señor; no expía las faltas del hombre para con su prójimo hasta que obtenga su perdón. Así fue como Rabí Eleazar ben Azaria inter­pretó el verso "y de todos vuestros pecados quedaréis puros de­lante del Señor." Las faltas del hombre para con su prójimo no las expía el Día del Perdón hasta que obtenga el perdón de su prójimo.

Resulta entonces, que según Hoffmann los períodos del ver­sículo deben ser separados del siguiente modo:

Porque en este día hará expiación por vosotros para pu­rificaros; de todos vuestros pecados quedaréis puros de­lante del Señor.

En cambio, según Rabí Eleazar ben Azaria,

Porque en este día hará expiación por vosotros para puri­ficaros de todos vuestros pecados; ¡Purificaos delante del Señor!

El sacerdote durante el culto del Día del Perdón, y el Día del Perdón con todo lo que implica, podrá obtener el perdón de las faltas cometidas ante Dios, pero, para con los demás pecados que no están incluidos en la categoría de "vuestros pecados de­lante del Señor", es decir que no son pecados para con Dios, sino que son pecados cometidos contra el prójimo, cabe el tér­mino "¡purificaos!" No son perdonados hasta que el pecador corrija sus actos y obtenga el perdón de su prójimo.

La mishná citada plantea la siguiente dificultad: ¿Qué hay de nuevo en las palabras de Rabí Eleazar que no lo expresen las palabras precedentes de la misma mishná? También allí se habla de faltas para con Dios y de faltas con el prójimo. Si se arguyera que lo expuesto de un modo abstracto por la Mishná volvió a ser expuesto por R. Eleazar de manera fundamentada, en base a las Escrituras (de tal modo debe comprenderse los términos: "Así fue como R. Eleazar ben Azaria interpretó ... "), podríase refutar tal argumento. Porque para qué fue necesario volver a repetir: "Las faltas del hombre para su prójimo. . ." habría sido suficiente si la Mishná enunciaría: "Preguntó R. Eleazar ben Azaria: ¿De donde sabemos tal cosa? - de las Escrituras, pues está escrito: `¡Purificaos delante del Señor!' "

Acertada, y de profunda moraleja, es la respuesta que R. Yoshiyahu Pinto diera a esta pregunta en su comentario a "Ein Yaacov":

Opino que R. Eleazar ben Azaria, interpretó el texto y dedujo que el Día del Perdón expía las faltas del hombre para con Dios pero, cuando también incurrió en falta contra su prójimo, depende el perdón del Señor por las faltas cometidas para con El, del perdón previo de su prójimo, por todo lo que pecó contra él. Cuando ha logrado el perdón de su prójimo y su amistad, también accede el Señor a perdonar las faltas cometidas ante El. Esta es la interpretación de Rabí Eleazar ben Azaria, basada en la repetición del concepto de purificación: "... para purificaron", y "¡Purifi­caos!" ¿Qué necesidad había en la repetición, luego que la primera vez ya anunció que serán purificados? La respuesta es, que en verdad, "este día hará expiación" - el Día del Perdón os expiará de todos vuestros pecados en que incurristeis ante el Señor, con la condición que os purifiquéis antes de los pecados en que hayáis incurrido contra vuestros prójimos. Y si no haréis ésto, tampoco os expiará el Día del Perdón de vuestras faltas ante el Señor. La expresión de la Mishná: "Así fué como Rabí Eleazar interpre­tó . . ." nos hizo comprender que tal fué la deducción de Rabí Eleazar.

La Mishná, al narrar la ceremonia del Templo, en el Día del Perdón, y los poetas cuyas composiciones fueron incluidas en los rezos de este día, nos relatan que tres veces solía confesarse el Sumo Sacerdote - por sí mismo, por su familia, por sus her­manos y por todo el pueblo. Finalizaba su confesión del modo siguiente:

“... está escrito en la Torá de Moshé, Tu servidor, en nombre Tuyo: `Porque en este día hará expiación por vosotros para puri­ficaros de todos vuestros pecados ante el Señor . . .' "

No solía terminar el versículo sino que interrumpía allí y en­tonaba el nombre de Dios, y "los sacerdotes y el pueblo pre­sente en el atrio se arrodillaban, se prosternaban y caían de bruces y decían: "Alabado sea el Nombre glorioso de Su reino para la Eternidad." Sólo después de ésto les decía: "¡Purifi­caos!", con lo cual terminaba el versículo.

Hay quienes dicen, que su intención era dirigirse a modo de bendición a los que terminaban de pronunciar la alabanza y les decía: ¡Purificaos! Pero otra opinión, que parece ser mas correc­ta, dice que era una voz de censura. Decía al pueblo: "¡Purifi­caos! sólo entonces os perdonará todos vuestros pecados."

Cabe mencionar aquí un testimonio lingüístico en apoyo de esta última opinión: El comentario "Shem Olam", a Vayikrá, explicó que el verbo "Purificarse" puede ser conjugado de dos formas en el tiempo futuro. La forma futura inversa expresa solo después que fue expuesta la acción o el fallo en sus detalles.

En cambio, la forma directa, a pesar de estar en el modo "Kal", su significado tiene el mismo concepto que en el modo "Hitpael", como si diría: ¡Purifícate tú! ¡Purificaos! El significado del tér­mino en el versículo es, entonces: Este día no os expiará si antes no os purificáis mediante el arrepentimiento.

Tomado de:  “Reflexiones sobre la Parasha”, Prof. Nejama Leibowitz, publicado por el Departamento de Educación y Cultura Religiosa para la Diáspora de la  Organización Sionista Mundial, Jerusalén, 1986  págs. 157-161.

Volver al capítulo